Cómo funcionan las emociones en el retail

Nunca han importado tanto las emociones en el retail como hasta ahora. Se han convertido en una palanca de crecimiento que impulsa a las empresas a encontrar el lugar que desean ocupar en el mercado. El consumidor ha cambiado, conocer qué se encuentra detrás de sus decisiones es la clave para lograr lo más ansiado del momento: prender la llama que enciende la emoción.

“Sin emociones no hay crecimiento, cualquier fabricante que entienda este mensaje tiene medio camino hecho” asegura Celia Rodríguez, Head Group Manager de Nielsen durante la presentación del informe “Tendencias del Consumidor 2020″ elaborado por esta compañía.

Deslealtad, proximidad y cocooning son las características que definen el ADN de este consumidor que sabe lo que quiere y no se conforma con cualquier cosa. Por lo tanto, se puede afirmar que no hay mal que por bien no venga, en lo que se refiere a la deslealtad, ya que ésta se convierte en una oportunidad para buscar el crecimiento. «Solo el 8% de los consumidores españoles son fieles a sus productos o marcas, pero también es cierto que el 49% están dispuestos a probar nuevas marcas, y el 36% de ellos manifiestan que lo hacen de muy buena gana» señala Celia Rodríguez.

Lo más importante es saber qué es lo que buscan los consumidores para poder llegar a ellos. Este informe desprende que la  autenticidad y la transparencia son las coordenadas que orientan sus decisiones a la hora de elegir un producto. El 56% busca información de los productos online y en redes sociales, al 51% le influye la transparencia en el etiquetado y el 80% compra en función de otros valores, más allá de la calidad y el precio.

Es un consumidor que sabe lo que quiere y se informa. Para él perder el tiempo es un lujo que no se puede permitir, el 55% aseguran que no disponen de él, y que lo que buscan es un servicio o una marca que les resuelvan el problema. Recurren a la proximidad y buscan tener todo en la misma tienda, como solución a su agitado ritmo de vida. En este contexto, lo que más valoran es la rapidez de compra, el no necesitar el coche en su desplazamiento y el bajo almacenamiento de los productos. Además, la proximidad que crea un vínculo emocional, y en este sentido, valoran sobre todo la cercanía al consumidor, el producto fresco y el surtido diferencial.

Por otro lado, los españoles pasan cada vez más tiempo en casa. A este comportamiento se le ha llamado cocooning, que es la tendencia en la que el individuo cada vez socialice menos, y se vaya retirando a su hogar que convierte en una fortaleza. Según indica este estudio, en vez de salir a cenar fuera, el 2,5% de los consumidores sustituyen esa salida comprando comida preparada para tomar en casa, y lo hacen dos veces al mes.

La sociedad está cambiando, y con ella el consumo, lo que da lugar a la aparición de nuevos canales. Como el mercado de mascotas que está en auge y tiende a la especialización, el gasto se disparó el pasado año en un 12%. El 42% de los hogares españoles tienen un perro o un gato, y mueven 1.218 millones de euros en comida. La estructura familiar se está transformando, si lo comparamos con el 11% de los hogares que tienen un niño menor de 5 años, podemos consideran que nos hallamos inmersos en un momento de cambio.

Por lo tanto, nos encontramos ante un consumidor que se muestra fiel a sí mismo y a sus convicciones, que no se casa con ninguna marca, que no fundamenta sus decisiones en el precio, sino en otros valores que van más allá y que le aportan una experiencia capaz de tocarle la fibra y encender el botón de la emoción.